El flujo de efectivo es una de las principales preocupaciones administrativas y por eso requiere una atención por varios flancos.

En principio los problemas de inventario y flujo de efectivo están directamente ligados, pero hay más factores que lo afectan y que suelen ser invisibles, lo que los hace más letales para cualquier negocio.

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Estos son, a consideración de expertos en administración de empresas, los cinco factores más comunes que afectan junto con sus soluciones pensadas en cómo mejorar el flujo de efectivo.

1. Cuentas por cobrar

El sistema suele ser el mismo. Te hacen el pedido, entregas, facturas y cobras en un periodo entre 30 y 90 días, así que este tiempo el efectivo está congelado, es decir no existe así que no puedes disponer de él.

Las ventas no significan dinero en el banco, por lo que es recomendable hacer un plan de efectivo para saber exactamente cuándo y cuánto llegará a la cuenta, de esta manera no dependerás de las cuentas por cobrar para tener liquidez.

2. Producto en inventario

El capital invertido en inventario no figura ni en pérdidas ni en ganancias hasta que se facture el producto. La gestión de los gastos de inventario se complica cuando las ventas crecen.

Lo normal es que la empresa sostenga el inventario durante uno o dos meses para luego cobrarlo en dos o tres más, lo que implica una mayor inversión en la administración.

Una posible solución tiene que ver con deshacerte del inventario a como dé lugar. Un producto almacenado cuesta en dos sentidos, tanto en mantenerlo en inventario como en dejar de recibir ingresos por él.

3. Pagar de inmediato

Pagar al instante puede afectar tus finanzas. Si tú tienes que esperar para cobrar una cuenta, lo conducente es que tus proveedores también lo hagan. Todo debe ser con lógica y justicia.

Los tiempos de pago deberán ser razonables y dentro del marco legal para no caer en la morosidad. Genera un programa de pagos así como lo haces con el de cobros.

Por ejemplo si tú das 30 días de crédito, al menos establece tus pagos a 45 días para poder tener un colchón de prórroga.

4. Gastos activos

Dentro de las prácticas de contabilidad solemos poner un gasto corriente cuando en realidad podría ser un activo. Es decir, supongamos que requieres el diseño de un logotipo de alguno de tus productos, así que colocas esa erogación como un gasto, mientras podrías hacerlo como una inversión y etiquetarlo como un activo.

Al final de cuentas se trata de algo que forma parte de tu capital y en términos de impuestos podría ayudarte a pagar menos.

5. Gastar antes de recibir

Desconfía al máximo de las promesas de pago. El dinero no puede contabilizarse en caja hasta que no esté ahí. Uno de los mayores obstáculos para el flujo de efectivo es que hacemos proyecciones sobre algo que no existe y cuando hay que echar mano de él nos vemos en problemas.

En pocas palabras: no gastes dinero que no tienes.

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