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Síndrome de la alimentación selectiva

Por: adminchlp

09 octubre 2018

El síndrome de la alimentación selectiva o síndrome del comedor selectivo (selective eating disorder, SED por sus siglas en inglés), es un trastorno alimentario que se caracteriza por la ingesta exclusiva de entre 5 y 10 tipos de alimentos, conjuntamente con la negación por probar otros nuevos.

Esta conducta se prolonga en el tiempo y si bien puede ser similar a la ortorexia (trastorno que se caracteriza por la ingesta exclusiva de alimentos sanos y orgánicos), la diferencia es que la selección no se basa en la calidad de la comida, sino en algunos casos en la textura y en otros el color o la forma.

Al hablar de este síndrome, se hace referencia a una neofobia alimentaria, una conducta frecuente en los niños de entre 2 y 6 años que se manifiesta en el rechazo a probar alimentos nuevos y que, en general, desaparece con la edad.

Causas

  • Dificultades en el vínculo del bebé o el niño con su cuidador
    Los bebés, al no poder expresarse con palabras, utilizan otras formas de comunicación (agitan los brazos, lloran, gritan, tiran o escupen la comida…). Estas conductas resultan estresantes para los cuidadores, que para evitar estos comportamientos optan por preparar y dar solo aquellos alimentos menos problemáticos. Con esta actitud se pierde la iniciativa de introducir nuevos alimentos y se perpetúa el círculo de que el niño no quiera comer otra cosa que no sea lo conocido.
  • Estrés
    Las dificultades en la introducción de alimentos en la niñez, pueden ser consecuencia del estrés que le produce al cuidador su conducta ante la comida, lo que en consecuencia genera un problema de confianza. Siendo un factor más para que se produzca el rechazo del bebé ante cualquier alimento o cosa que le ofrezca el cuidador. Volviendo así al círculo vicioso del que hablábamos anteriormente.

Consecuencias

Las principales consecuencias negativas de este trastorno alimenticio, son las carencias nutricionales que resultan de una dieta deficitaria de determinados nutrientes. 

En segundo lugar, está el aislamiento, ya que este tipo de personalidades y su entorno, evitan aquellas instancias en las que esta conducta pueda verse cuestionada o no pueda desarrollarse con tranquilidad. Es así que dejan de asistir a cumpleaños, reuniones, etc., perdiéndose así espacios de socialización tremendamente importantes para el crecimiento y desarrollo de un niño o adolescente.

Este rechazo por la comida dificulta el adecuado proceso de socialización con el mundo y las personas que rodean al niño.

Debes tener claro que la carencia de estos nutrientes puede causar problemas de crecimiento, letargo y dificultades de concentración. En este sentido, se ha constatado una disminución de entre 13 y 15 puntos en el coeficiente intelectual de los comedores selectivos.

 

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