El factoring es un medio de financiamiento basado en las cuentas por cobrar que mejora el flujo de efectivo de las PyMEs.

 

El también llamado factoraje es un servicio ofrecido por instituciones financieras para que las pequeñas y medianas empresas, que por lo regular operan con presupuestos muy apretados, puedan apoyarse en su cobranza pendiente y obtener liquidez.

Una solución a la mano

En los negocios, es muy frecuente otorgar plazos de pago que van de los 30 a los 90 días, pero una PyME difícilmente puede permitirse financiarlo, así que el factoring resulta en la solución (casi) perfecta.

El “casi” es porque este servicio conlleva un costo para la empresa, pero es menor que si solicitaran un crédito para capital de trabajo o recurrieran a tarjetas de crédito para cubrir sus gastos operativos.

¿Cómo funciona?

En resumen, la institución financiera adelanta a la empresa el pago que un comprador le adeuda y que está amparado por una factura a un plazo definido, cobrando una comisión por su servicio.

Es importante que tú, como emisor de la factura, hayas hecho una investigación previa de la solvencia de pago de tu comprador, pues esto no solo te asegura que tu mercancía o servicio será pagado a tiempo, sino también facilita la cesión de la factura a una empresa de factoring en caso necesario.

Hay dos tipos de factoraje:

  • Con recurso, en cuyo caso tu negocio traslada todo el riesgo de la cobranza a la firma financiera
  • Sin recurso, que es cuando tienes la obligación de pagar la factura a la institución de factoraje si, llegado el plazo, el deudor no la liquida

Por supuesto que si quieres eliminar la incertidumbre y ya estás pagando una comisión por el servicio, lo más conveniente es que recurras a la primera opción.

Ventajas y desventajas

Entre las ventajas para tu PyME de recurrir a una firma de factorización están:

  • Te brinda liquidez para hacer circular tus recursos de la manera que más favorezca a tu empresa, como por ejemplo aprovechando descuentos de pronto pago con tus proveedores.
  • Reduce tus costos de administración y cobranza, pues estarías cediendo estas actividades a la firma financiera.
  • Te da seguridad en el manejo de tus finanzas pues eliminas el riesgo de la morosidad de tus clientes.
  • Evitas tener roces con tus clientes al momento de cobrar, pues la empresa de factoraje asume esa actividad.
  • Cuentas con una fuente de financiamiento relativamente barata y flexible.

Las desventajas, más allá del costo financiero, es que si tu empresa o las de tus deudores no son financieramente sólidas automáticamente se te cierra esta oportunidad de financiar tus operaciones.

Analiza bien tu situación financiera y tu flujo de efectivo para que decidas con certeza si te conviene entregar tus cuentas por cobrar a una firma de factorización y asumir el costo.

Nunca está de más establecer una relación de este tipo con una institución financiera, aun cuando no siempre recurras a sus servicios. La puerta estará abierta cuando realmente la necesites.