Ha pasado un poco más de un año y medio desde que inició la pandemia por el COVID-19. Un acontecimiento que vino a afectar a muchos sectores en el mundo, entre ellos la educación. Millones de estudiantes dejaron de asistir presencialmente a los centros educativos, desde los niveles iniciales hasta las universidades. Hasta la fecha, los países alrededor del planeta, incluido el nuestro, continúan con medidas de restricción. Los estudiantes aún no regresan totalmente a las aulas. Las respuestas a la crisis llevaron al uso de la tecnología en el mejor de los casos y a otros a idear nuevas formas de llevar educación a sus habitantes.
Dentro de la educación en general hay un grupo de personas que en su edad escolar no tuvieron la oportunidad de ir a la escuela, y luego de eso se insertaron en lo que llamamos educación para jóvenes y adultos, educación extraescolar o educación alternativa. La atención a este grupo ha sido una lucha constante, los gobiernos no han invertido lo suficiente en el tema, incluso desde antes de la pandemia el gasto ha sido minúsculo[1]. Esto ha traído enormes desafíos en esta población, especialmente vulnerable, lo cual ha impactado en la actualidad. Atender a los jóvenes y adultos en época de pandemia ha revelado que los que viven en comunidades en pobreza y marginalidad han sufrido más las consecuencias. Ha habido inequidad en el acceso a la educación en línea y esto afecta la retención de los estudiantes. La educación para jóvenes y adultos que atrae a muchas personas de entornos desfavorecidos, en definitiva, ha tenido más dificultades que otros sectores para mantener esa oferta educativa, por falta de recursos y también por su naturaleza y contexto[2]. La educación a distancia, sin embargo, representa una solución inclusiva para que la formación continúe en medio de la situación actual[3].
Fundación Ramiro Castillo Love es consciente de lo que pasa en este tiempo y ha sabido anteponerse a los desafíos presentados. La pandemia del COVID-19 en el ciclo 2020 y 2021 llevó a plantear nuevos retos para poder seguir llevando educación básica inicial, con ello se ha combinado las clases presenciales domiciliares y a distancia. Alrededor de los 15 municipios de los 5 departamentos donde se opera, 203 tutores de educación alternativa se han organizado en subgrupos para la atención de 3,200 estudiantes inscritos, algunos se reúnen en sus mismas casas, otros en los hogares de los educandos y otros en instalaciones prestadas por organizaciones locales.
La educación para jóvenes y adultos no ha parado y los protocolos de bioseguridad se han seguido estrictamente para protección de todos. Las cartillas y textos de apoyo a la enseñanza-aprendizaje han sido una herramienta fundamental para combinar las clases a distancia, en donde los educandos continúan su aprendizaje mientras no se realizan subgrupos de atención. Por otra parte, los tutores, de acuerdo al contexto han utilizado los medios digitales, especialmente los teléfonos para seguir acompañando el proceso. Este es un espacio propicio para agradecer por todo su trabajo y a la vez solidarizarnos con ellos, con nuestros educandos, tutores y con sus familias que han sido afectados por el virus causado por la pandemia.
[1] Stanistreet, P., Elfert, M. y Archoarena, D. (2021). “Education in the age of COVID-19: Understanding the ,consequences. Internacional Review of Education”. UNESCO Institute for Lifelong Learning and Springer Nature.
[2] Stanistreet, P. (2021). “A year (and a bit) of living dangerously”. UNESCO Institute for Lifelong Learning and Springer Nature.
[3] Stanistreet, P., Elfert, M. y Archoarena, D. (2021). “Education in the age of COVID-19: Implications for the future”. UNESCO Institute for Lifelong Learning and Springer Nature.