Te compartimos una lista breve de prácticas de liderazgo virtual para que consideres integrarlas en tu cambiante rol de liderazgo y así́ ayudar a tu equipo a mantenerse comprometido:
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Programa y dirige breves videollamadas diarias con todo tu equipo.
La conexión es clave para la cultura, la productividad y, lo más importante, la resiliencia y la calma. Incluso los más disciplinados pueden salirse de las casillas después de leer un tweet irritante o una publicación provocativa. Estas llamadas de seguimiento de temas operativos y del negocio deben ser breves, ágiles y motivadoras.
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Crea una cadena de texto o correo electrónico con los miembros de tu equipo.
Comienza cada día con un check-in corto. “Hola equipo, buenos días. Avísenme si alguien tiene algún tema que le gustaría compartir conmigo en una sesión uno a uno. Espero que su día sea productivo y tranquilo. Respondan con una breve actualización de que están bien, gracias!".
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Invierte tiempo para llamar a cada colega diariamente sin motivo, aparte de escuchar y ayudar.
Pregunta qué puedes hacer por ellos. ¿Cómo puedes despejar el camino? Es posible que descubras algunos obstáculos y problemas que podrían limitar la productividad o generar miedo.
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Sé vulnerable.
Hay un delicado balance entre proyectar fortaleza en tiempos difíciles, y ser alguien real y con quien los demás se pueden identificar. Todos quieren trabajar con un líder que sea seguro y también humilde. Equilibra esos rasgos en cada interacción.
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Demuestra empatía.
Ten en cuenta cuánto estás escuchando en relación a lo que hablas. Si hablaras menos, ¿podrías aprender más sobre lo que realmente está sucediendo en la vida de las personas y ofrecer algo de sabiduría?, o incluso mejor, ¿un oído sin prejuicios sin necesidad de ofrecer una solución?
Sé deliberado en reír más. Suaviza el estado de ánimo. Recuerda... los líderes son la pieza clave de la cultura, en la oficina y ahora, virtualmente. Todavía lideras el estado de ánimo y tienes la oportunidad de crear las condiciones extraordinarias para un alto compromiso.
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No te olvides de cuidarte.
La paranoia y el miedo se retroalimentan a sí mismos; también la alegría y la gratitud. Haz tu mejor esfuerzo para concentrarte en lo que puedes controlar y libera tu ansiedad de lo que no puedes. Yo vivo en Montevideo; no puedo controlar lo que está sucediendo en Milán o San Pablo. Puedo controlar la salud de mi familia e impactar positivamente el ánimo de mi equipo. Piensa globalmente y actúa localmente.
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