El artículo de hoy no es como las que han leído, pues, en este caso, les compartimos un par de ideas sobre las criptomonedas que podrían no ser tradicionales, pero sí interesantes. ¡Así que comencemos!
 
Lo primero que debemos entender de las criptomonedas es que, debajo de ellas, existe un mundo de tecnología que se ha estado desarrollando y que cada vez es más parte de nuestra vida. 

Lo que hoy estamos viviendo a través de las criptomonedas es la creación de una nueva fase en la tecnología, si no nos creen, los invitamos a leer sobre el Web3, conocido como el internet descentralizado.
 
Y es que las criptomonedas son la solución a la centralización de las finanzas creada por los gobiernos que determinan el dinero que existirá en una economía, sus bancas centrales se encargan de imprimirlo y llega a nuestras manos como transacciones económicas (trabajo, compraventa y tantos otros).
 
El problema es que la emisión del dinero ha traído problemas, como la inflación de Zimbabue, el desequilibrio en Argentina, la falta de competitividad en México y, bueno, un sinfín de monedas que cambiaron de nombres.
 
Las criptomonedas, sobre todo el bitcoin, resuelven este dilema a través de una emisión predecible y decreciente hasta llegar a los 21 millones. 

Además de ello, la tecnología detrás de las criptomonedas ha permitido que las transacciones puedan hacerse a deshoras, con una velocidad no vista en el sistema financiero tradicional y con un anonimato que es cada vez más importante debido a los recientes problemas de las redes sociales.
 
Todo lo anterior nos lleva a pensar que estamos ante un cambio; un antes y un después. Si algunos de ustedes vivieron en los 90 y reconocen el sonido de un módem, entenderán lo que intentamos decir. 

En casi veinte años pasamos de no conectarnos a internet sin que fuéramos interrumpidos por una llamada, a tener la red en nuestros propios teléfonos, hacer llamadas y enviar documentos a través de internet.

Las criptomonedas ya nos demostraron que pueden. El problema es que continuamos comparándolas con el dinero tradicional. Esto sería como si quisiéramos comparar el internet con enviar un mensaje dentro de una botella. 

Por ello, al momento de invertir en criptomonedas, lo primero es entender su tecnología, uso y propósito. Por ejemplo, uno de los temas más importantes de bitcóin es que no se puede falsificar. Si esto sucediera, perdería su valor inmediatamente. 
 
Por otra parte, tenemos que comprender las motivaciones de los mineros y las luchas geopolíticas, como la no aceptación de criptomonedas de China, los retos sobre cómo cobrar impuestos, las dificultades de las empresas al momento de vender en bitcóin en El Salvador, pero tener que reportarlo en sus estados financieros y tantas otras aristas.

Lo importante, es emocionarse con invertir. No es simplemente crecer hoy 100 % y mañana bajar a 50 %. El tema de las criptomonedas pareciera estar para quedarse. Y si algo está para quedarse, ¿por qué no entenderlo?