Hay diferentes tipos de ahorrador y debes conocer a cuál perteneces para que te organices y puedas cumplir las metas de tu plan de ahorro.
Ahorrar es un hábito que todos debemos adoptar si queremos tener unas finanzas personales sanas y planear cuidadosamente nuestro futuro.
Una vez que conozcas las diferencias entre ahorradores, te será fácil determinar con cuál te identificas y adoptar acciones que te ayuden a controlar tus gastos o definir tus propósitos para ahorrar.
En general, estos son los tipos de ahorradores y sus rasgos más comunes:
El compulsivo
Tiende a caer en excesos, como ahorrar sin un propósito definido, sino solo por acumular dinero. Es un rasgo muy arraigado de su personalidad que difícilmente cambiará, y puede afectar sus relaciones familiares y sociales.
El apático
No tiene como propósito ahorrar y más bien solo aparta lo que le sobra a fin de mes, si es el caso. No se establece metas ni le preocupan los gastos a futuro o de urgencia.
El impulsivo
Intenta ahorrar, pero frecuentemente pierde interés y se inclina por disponer del dinero ahorrado para compras de momento.
El ordenado
Es organizado con su presupuesto y destina una cantidad fija al ahorro cada mes. También tiene diferentes planes de ahorro a diferentes plazos, dependiendo de sus distintas metas. Es paciente y perseverante.
Conocer tu talón de Aquiles es el primer paso para resolver el problema y disciplinarnos para ahorrar.
Si ya eres ahorrador, hazlo con una meta clara en mente. Si eres despilfarrado y poco previsor, haz un presupuesto y disciplínate. Si eres impulsivo en tus decisiones de compra, controla tu ímpetu y visualiza tus metas para que logres cumplirlas.
La manera más eficaz de empezar a ahorrar es elaborando un presupuesto en que el asientes claramente tus ingresos y tus gastos fijos, incluido el ahorro programado.
Si eres de los que creen que "el dinero nunca alcanza", date unos minutos para realizar una lista de tus gastos cotidianos para que detectes todas las pequeñas fugas económicas que tienes cada día.
Los cafés comprados en esa cafetería de la esquina, las compras impulsivas en el supermercado o por internet, las continuas comidas fuera de casa, las golosinas en el cine... hay muchos gastos que podrías evitar y que significarían una buena base de ahorro.
Pero más allá de adoptar un solo plan de ahorro, es importante que te fijes metas claras a distintos plazos para que, conforme los vayas cumpliendo te sientas cada vez más motivado.
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