Muchos de los problemas que vemos en el mundo son consecuencia de una crisis de principios, de una erosión interna de nuestras bases fundacionales. Nos hemos alejado de los valores y principios fundamentales y hemos descuidado a nivel individual el fortalecimiento de nuestro carácter, de nuestra esencia como seres humanos, de nuestro ser.
En esta lectura entenderemos carácter como una cualidad donde las personas eligen a tener los principios en su centro, en su ser. Las personas con carácter están centradas en principios y sus decisiones y dirección de vida, tienen como norte el honrar estos principios.
Stephen Covey en la siguiente frase dice:
“El carácter lo que nosotros SOMOS, al final es mucho más importante que nuestra competencia – lo que nosotros HACEMOS".
Si esta parte fundacional está pobre, resquebrajada, débil, - porque en el día a día constantemente violamos estos principios y no vivimos de acuerdo con ellos, todo lo que hagamos al nivel del hacer y del tener o los resultados que queramos lograr, estará afectada por ella.
Por ejemplo, si la sinceridad es un principio que buscamos honrar, pero decimos mentiras y hacemos compromisos que no cumplimos, debilitamos nuestro principio de la sinceridad y por ende nuestro carácter.
Stephen Covey en todas sus investigaciones llegó a la conclusión que la humildad y el coraje o valentía son las fuentes de toda virtud.
Él propone que la humildad es la madre de todas las virtudes porque la humildad, nos ayuda a centrarnos en nuestros principios, reconoce la necesidad de desarrollar el carácter y además nos ayuda a ser considerados con otros.
En cambio, denomina al coraje o valentía como el padre de todas las virtudes. El coraje es clave para el desarrollo de la disciplina un principio que nos permite auto-regularnos y autocontrolarnos.
Juntos, el coraje y la humildad/consideración nos ayudan a integrarnos totalmente en nuestra esencia como seres humanos, en nuestro ser. Los psicólogos e investigadores de la esencia humana nos sugieren sin embargo que este es un proceso que toma tiempo.
Por esta razón el fortalecimiento del carácter requiere paciencia y persistencia. Las personas que empiezan poco a poco y de manera continuada fortalecen e impulsan sus valores o principios diariamente, aumentarán su influencia gradualmente hasta que se convierten en modelos de personas centrados en principios y de “buen carácter”. Eventualmente se convertirán en mentores y maestros para otros. Ellos serán agentes de cambio que están habilitados para romper ciclos de conductas negativas en sus familias, organizaciones y comunidades.
En cambio, en ambientes organizacionales, de familias, comunidades etc. donde se alimenta el desconocimiento o violación de estos principios, la cultura se deteriorará, los conflictos aumentarán, las mentes brillantes y todo el talento humano se irán y los resultados caerán.
Por esto, en el último análisis es el carácter, el cuerpo de principios y valores, de las culturas de las organizaciones, familias, comunidades y países, lo que cuenta y lo que tiene mayor importancia. Aun así, permitimos que las fuerzas destructoras de la cultura tomen fuerza y desplacen los principios originales de sus fundadores, erosionando así su grandeza primaria.
Cuando esto ocurre, se inicia el descenso de estas organizaciones, equipos, comunidades y hasta de países enteros. Hemos visto países muy prósperos y exitosos que se han alejado de sus principios, sus valores, de la constitución y su misión y los hemos visto deteriorarse progresivamente y profundamente.
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