Para las empresas de hoy, una de las prioridades es crear ambientes agradables para sus colaboradores, pues se ha encontrado que la productividad crece en la medida en que hay un buen clima organizacional y este incluye una adecuada distribución de los espacios de trabajo.
Las oficinas modernas cambiaron radicalmente. Son áreas abiertas, dispuestas de manera diferente, en donde los muebles grandes, que abarcaban mucho espacio, como bibliotecas, archivadores, escritorios y viejos módulos divisorios, entre otros, ya han sido retirados del escenario. La organización de estos nuevos ambientes está orientada a ocupar menos espacio con más puestos de trabajo, como también a tener mejores zonas que faciliten encuentros casuales y de entretenimiento, como las cafeterías y las salas de reunión.
¿Has sentido que puedes trabajar mejor en un ambiente que en otro? Seguro que sí. Incluso es muy probable que te haya sucedido, más de una vez, que tu propio espacio de trabajo te hace sentir diferente en distintos días, a veces más productivo, y a veces un poco menos alentado a la labor.
Pues el ambiente de trabajo influye mucho en tu capacidad de cumplir con las funciones. De hecho, el estado actual de tu oficina afecta mucho más de lo que puedes suponer, tanto en tu productividad como en tu desempeño, concentración y enfoque.
Para que la oficina sea un ambiente productivo, que te permita desempeñarte a toda máquina día tras día, es esencial que esté limpia y ordenada como primera medida. Un ambiente laboral desordenado, lleno de papeles inservibles, montañas de carpetas, y hasta suciedad, impide tu concentración y te influirá de manera negativa.
La iluminación es otro de los temas a los que debes atender. Abre las ventanas para permitir que circule el aire. Si no te es posible, al menos corre las cortinas, o retira los elementos ubicados frente a la ventana o a la fuente principal de luz. Verás que una oficina bien iluminada es una oficina que te invitará a concentrarte y a trabajar mejor.
La decoración también puede influir en tu desempeño. Tener demasiados objetos decorativos, incluso si fueran absolutamente de tu gusto, puede desconcentrarte y hacer que tu mente divague. Mantén al mínimo la decoración de tu oficina, y procura que esté pintada de colores claros pero cálidos, y no blanco liso.
Y si no puedes concentrarte en tu trabajo...
Puede que tu oficina esté bien decorada, a tu gusto, bien iluminada con luz natural, ventilada, ordenada y limpia y que, sin embargo, aún no te sientas inspirado para trabajar. No te preocupes, es bastante natural.
A menudo puede suceder que tengas un mal día, o un tema de preocupación que ocupe tus pensamientos por completo. En esos días, respira hondo y sal a caminar, conversa algunos minutos con un compañero, y bebe una bebida caliente. Si en verdad no te sientes inspirado, sentarte a trabajar en esas condiciones no será productivo. En cambio, haz alguna otra labor: archiva documentos o pasa en limpio las anotaciones, ordena los archivos del ordenador o pon en claro tu agenda de contactos. Así, no habrás perdido el tiempo, y evitarás la frustración de no cumplir con tus tareas diarias.
¡Crea tu ambiente productivo y verás cómo fluyen tus días!