InBitados de Banco Industrial, siempre de tu lado, llevó contenido de valor para crecer como padres y ayudar a los hijos con herramientas para enfrentar el entorno digital. En esta ocasión, Verónica de León Regil presentó a Cristina Fortuny, fundadora de B NetSmart y experta en la nueva forma que tienen los niños y adolescentes de relacionarse a través de las redes sociales. Hablaron sobre “crecer entre pantallas”, un tema importante para la familia, porque la tecnología es una herramienta vital, ya que los niños están creciendo dentro este medio y los padres necesitan estrategias para apoyarlos y vincularse desde la curiosidad y no desde la crítica.
Uno de los retos de la pandemia ha sido ser padres de generaciones con tantos recursos disponibles. Se ha pasado desde la angustia inicial, hasta las clases virtuales que generan frustración en los padres, pero los hijos han sido flexibles a los cambios, gracias a la tecnología. Trabajan en pantallas multifuncionales y los padres deben ver qué está obteniendo su hijo durante el tiempo que le dedican.
"Se tiende a etiquetarlos de adictos, sin preguntarles qué están haciendo."
Uno de los retos de la pandemia ha sido ser padres de generaciones con tantos recursos disponibles. Se ha pasado desde la angustia inicial, hasta las clases virtuales que generan frustración en los padres, pero los hijos han sido flexibles a los cambios, gracias a la tecnología. Trabajan en pantallas multifuncionales y los padres deben ver qué está obteniendo su hijo durante el tiempo que le dedican.
Cristina aseguró que los videojuegos han cambiado. No los relaciona con perder el tiempo o ser antisocial, sino como la manera en que las generaciones jóvenes se están comunicando y desarrollando habilidades. Por eso, antes de emitir juicios y vincularse con la crítica, el padre debe hacerlo desde la curiosidad y entender que, por ejemplo, una publicación genera emociones distintas en cada niño. Los padres deben analizar para qué y cómo usan sus hijos los dispositivos, porque se tiende a etiquetarlos de adictos, sin preguntarles qué están haciendo. La experta considera que los dispositivos cubren estas necesidades en los niños:
- Sentirse vistos, saberse valorados y sentirse reconocidos. Las redes sociales y los videojuegos están satisfaciendo esas necesidades. Luego, dentro de casa deben sentirse valorados como son y se les deben reconocer sus logros.
- Están conectados con sus amigos; no son adictos a sus celulares, sino a estar unos con otros. Al verse apartados de su vida social, usan ciertos indicadores, como los me gusta o compartir fotos, para saber que sus amigos siguen allí.
- Los videojuegos permiten alejarse de la incertidumbre porque todo quedó en el aire. Ahí conocen las reglas y el objetivo del juego, lo que les da certeza que, a su vez, pueden manejar el estrés, descansar y relajarse.
- Recuperan el control. Los padres se convirtieron en profesores y los niños perdieron ciertas libertades que tenían en la escuela; ya no tienen el control de su vida y, al estar dentro de la tecnología, lo recuperan.
No hay que enfocarse en la cantidad de horas que “gastan”, sino en que los niños reciban niveles óptimos de aprendizaje, actividad física, entretenimiento, interacción social, alimentación y horas de sueño; las primeras cuatro las obtiene con y sin pantallas. Entonces, no se trata de reducir el tiempo de pantalla, sino aumentar el tiempo fuera de ellas, generando un espacio fuera de la tecnología y estableciendo horarios y momentos de desconexión. Asimismo, , Cristina dio unos consejos para enfrentar el entorno digital:
- Garantizar la salud emocional positiva en los niños.
- Construir relaciones cercanas, para que acudan a los padres en busca de ayuda.
- Involucrarlos en las conversaciones, porque ellos son los usuarios y saben cuáles son los retos que enfrentan.
- Llegar a acuerdo y practicar tres categorías de protección: con lo que ven, con quién interactúan y con lo que publican.
- Utilizar filtros y controles parentales y enseñarles a leer reseñas de las películas y videojuegos.
Todo esto con el fin de que tengan un efecto en su forma de ver y medir el mundo, y que se vuelvan seres más críticos y con mayor autonomía. Como padres, hay que hablar de temas difíciles, como del sexo y las drogas, para instaurar dentro de la familia ser cuestionadores de informaciones para tener las herramientas para tomar mejores decisiones.