Muchos padres temen aplicar vacunas a sus hijos por sus posibles efectos secundarios, pero son esenciales para proteger su salud en el futuro.

El tema de las vacunas para tus hijos ha resultado ser polémico a últimas fechas. A pesar de tener datos que demuestran que su aplicación ha logrado erradicar muchas enfermedades, hay padres confundidos por información que habla de efectos secundarios que han afectado la vida de muchos niños.

La mayoría de ellas no presentan ningún riesgo de provocar enfermedades ni tienen efectos secundarios, y sería equivocado no vacunar a los niños por miedo, considerando que muchas de ellas pueden incluso salvarles la vida.

Lo recomendable es que te enfoques en las inmunizaciones que se dice tienen impacto en la salud de algunos niños, y analices los resultados de investigaciones científicas y consideres puntos de vista opuestos, así como la opinión del médico, para tomar una buena decisión.

Toma en cuenta estas razones para decidir vacunarlos:

No poner en riesgo su vida

Una vacuna puede considerarse un seguro contra enfermedades que podrían llevar a la muerte a tu hijo.

Existen evidencias de muchos padecimientos, como la poliomielitis, el sarampión, la tosferina y el tétanos que, de no haberse controlado con las inmunizacion hoy seguirían causando estragos en la vida de los niños.

Incluso si no hay riesgo de muerte, la calidad de vida de una persona con parálisis, discapacidad o enfermedades disminuye en gran medida.

Ahorro en tiempo y dinero

Los gastos en vacunas que no están incluidas en el esquema básico de vacunación no se comparan con el gasto que puede implicar una enfermedad o discapacidad que pudo haberse evitado con su aplicación.

Además, del dinero, es muy importante considerar la inversión de tiempo necesaria para tratamientos, consultas, cirugías y cuidado de los enfermos.

Seguridad y eficacia

Una vacuna es segura desde el punto de vista científico y de salud, ya que se aplica solo después de que sus resultados han sido comprobados y se confirma que su riesgo es mínimo.

Un niño puede sentir molestias, dolor, enrojecimiento e incluso algo de fiebre, pero nada más. Los efectos secundarios también son mínimos y, por lo general, no se presentan en la mayoría de los niños.

Protección indirecta a otros miembros de la familia

Un niño vacunado, al no contraer la enfermedad y no contagiar el virus, puede proteger a miembros de la familia vulnerables que no puedan recibir la vacuna por sí mismos, como una mamá embarazada o un bebé recién nacido.

Entre menos niños con la enfermedad o transmisores del virus, menos riesgo de contagio en general, tanto en la familia como en la comunidad.

Protección a las generaciones venideras

Si una enfermedad se encuentra erradicada gracias a las vacunas, niños de las generaciones posteriores ya no tendrán que ser inmunizados contra ellas, y ese es el objetivo a largo plazo.

Asimismo, si un bebé se vacuna contra cierta enfermedad, es muy difícil que contagie a su
madre, quien a su vez no correrá el riesgo de contagiar al bebé.

Habla con tu médico sobre tus inquietudes y atiende a sus recomendaciones sustentadas en investigaciones científicas. Inmunizar a tu hijo es una de las mejores decisiones que puedes tomar para proteger su salud y su vida.

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